Ahora que concluye esta parte del curso, llega el momento de la reflexión final. ¿Qué puedo decir? Que, aparte del esfuerzo (y me pregunto, ¿cuántas horas me certificarán?), me he llevado una enorme sorpresa: por fin un curso que me resulta realmente útil. Es de agradecer, porque esto no suele ser así.
Personalmente me ha servido para poner al día los conocimientos informáticos (si es que éstos existen como tal). Yo mismo había impartido varios cursos para los CAP locales (Alcorcón, Móstoles) de diseño de web, con Front-Page (¿os acordáis?), de informática básica, de internet, etc., pero siempre supe que su aplicación didáctica era poco menos que improbable: la mayor parte del profesorado no estaba en condiciones técnicas de afrontar el diseño de web (eso quedaba para cuatro locos que nos gustaba, como yo) y, respecto a la ofimática, suponía (como ha acabado siendo) que valdría para que los profesores hicieran sus exámenes y poco más.
Con el curso que estamos acabando he aprendido, primero, que estaba absolutamente fuera de juego de por dónde iban los tiros (lo más próximo que había hecho era alguna webquest, pero de las antiguas). Y, segundo… que de verdad es posible llevar las TIC al aula. ¿Una prueba? Ya lo he hecho, como podéis ver, quienes queráis,
aquí.
No todo es un camino de rosas. Desde luego, los pocos días que llevo experimentando (y que conste que me piqué y lo hice casi desde que empezara el curso, sin saber que habría fase de experimentación) observo algunas dificultades: los alumnos no saben usar determinadas utilidades, lo que te hace perder mucho tiempo (están acostumbrados a Facebook, etc., pero no a Mr. Wong, claro). Por ello, una parte no poco importante de ellos tiende a rechazar esta forma de trabajar; eso sí, no más que otras, claro.
Además, otra dificultad es convencer a los alumnos que el objetivo no es informático, sino la Historia, la Geografía o el Arte.
En cambio, observo que no les resulta “un rollo”, que aprenden a trabajar en grupo colaborando (esto, hoy, en una sociedad tan competitiva como la que vivimos, es importante) y que les engancha más que la clase magistral.
¿Resultados en el aprendizaje? No sé si será distinto: ya os lo contaré a finales de curso.
Por de pronto, la valoración del trabajo es muy positiva. ¿Será que estoy mayor, y hasta empiezo a estar contento con los cursos que nos da la Administración? Es broma: por supuesto que el increíble tutor que nos ha tocado tiene mucho que ver en ello. Gracias, Fulgencio.